La sopa de cebolla es un plato de origen francés; una de sus sopas más reconocidas que hemos incorporado perfectamente a nuestro recetario. Nosotros hemos hecho esta sopa en casa a menudo; tan pronto aparecía el frío y necesitabas templar el cuerpo, era una de nuestras primeras opciones gastronómicas. Digamos que nuestra receta es académica con una pequeña excepción: nos gusta añadir un par de huevos duros. No es imprescindible, pero podéis probarlo, queda estupendo.
Pese a ser un plato contundente, también se ha usado con frecuencia en dietas adelgazantes dadas las importantes propiedades diuréticas de la cebolla que ayudan a una rápida reducción de peso gracias a la pérdida de líquidos.
Total, que entre lo sana que es y lo rica que queda no os podéis negar a hacer esta magnífica sopa.
INGREDIENTES
- 4/5 cebollas blancas medianas (a ser posible, dulces)
- 1 litro de caldo
- 1/2 copita de brandy
- 2 cucharadas de Aceite de Oliva virgen extra
- 50 gramos de mantequilla
- 8 rebanadas de lan del día anterior
- 1 diente de ajo
- Queso emmental rallado
- 2 huevos duros
ELABORACION
Para empezar, cortaremos toda la cebolla en juliana fina, reservaremos, y, en una cazuela suficientemente grande, pondremos el aceite de oliva y la mantequilla. Cuando ésta esté fundida y mezclada con el aceite, añadiremos la cebolla, echaremos un poquito de pimienta negra recién molida y salaremos (la sal nos ayudará a sudar las cebollas y a que éstas se ablanden antes). Dejaremos pochar a fuego lento, removiendo frecuentemente con una cuchara de madera hasta que la cebolla quede transparente, pues no queremos que nos tome mucho color. Este proceso nos llevará, dependiendo de la cebolla, de 20 a 30 minutos.
Si vemos que se nos empieza a tostar las cebollas, no pasa nada, nos va a ayudar a que nuestra sopa tome un precioso color dorado.
En este momento, si la cebolla no es suficientemente dulce, podemos añadir un poquito de azúcar. Echaremos la 1/2 copita de coñac y, dejaremos que se evapore el alcohol y pondremos el caldo de carne, llevando a ebullición y, a continuación, bajando el fuego, dejando que cueza a fuego suave durante otros 25-30 minutos.

Mientras tanto, cortaremos unas rebanadas de pan del día anterior, con un grosor de 1.5 cm. de ancho y las tostaremos en el horno. Una vez hechas, las untaremos de ajo y reservaremos aparte.
Para finalizar el plato, picaremos dos huevos duros y los echaremos a la sopa, mezclando bien.

En unos recipientes individuales aptos para ir al horno (y si no tenemos, en uno grande), echaremos la sopa, colocaremos, con cuidado, en el centro del plato las rebanadas de pan tostado y cubriremos con el queso emmental rallado.

Ya solo queda gratinar por espacio de unos 5 minutos y ya está listo para servir. Ojo, que con las primeras cucharadas os podéis quemar la lengua.
