Hoy os traemos otra receta de caracoles, la quinta que publico en este blog, llamados “a la Gormanda” o “a la Gormanta” (que de las dos maneras se les conoce) muy típica de la gastronomía leridana. Para hacerla me he vuelto a apoyar en Jordi, gran experto en el tema, quién ya me ayudó con los caracoles “a la llauna”, en una de las recetas por la que más me preguntan. Mi agradecimiento.
INGREDIENTES
Limpiar bien los caracoles en agua fría.
- 1 Kg. de caracoles
- 150 gr. panceta (o tocineta)
- 150 gr. jamón
- 2 cucharadas de carne de ñora (o pimiento choricero)
- 1/2 copita de brandy
- 2 cucharadas de salsa de tomate
- 2 guindillas
- 2/3 dientes de ajo
- 30 unidades de almendra tostada
- perejil picado
- pimienta negra recién molida
- Aceite de oliva virgen extra (AOVE)

ELABORACION
En una cazuela suficientemente grande, echaremos 2 cucharadas de AOVE y añadiremos los 2/3 dientes de ajo picados pequeños, el perejil y las almendras tostadas. Saltearemos hasta que las almendras empiecen a tomar color.
Seguidamente, añadiremos la panceta y el jamón cortados a daditos pequeños y saltearemos a fuego medio/bajo, dejando que se desgrasen durante 7 a 10 minutos.
Pasado ese tiempo, añadiremos las dos cucharadas de salsa de tomate, las dos cucharadas de carne de ñora, las dos guindillas y espolvorearemos con pimienta negra recién molida. Seguiremos cocinando a fuego medio durante otros 5 minutos.

En este momento, añadiremos los caracoles limpios y la media copita de brandy, removiendo bien todo el conjunto y dejaremos cocinar, a fuego bajo (3-4 sobre 10 aproximadamente.) y cazuela tapada, durante 30 minutos.
Durante este tiempo, cada 10 minutos aproximadamente removeremos la cazuela, agarrándola por sus asas.
Para finalizar el plato, espesaremos un poco la salsa: separaremos un poco los caracoles del borde de la cazuela y en ese momento, añadiremos 1 o 2 cucharadas de harina (dependiendo de la cantidad de líquido que tenga el guiso) y removeremos bien hasta que esté diluida. Mezclaremos removiendo la cazuela agarrándola por las asas.
Apagaremos el fuego.
Si podemos dejar reposar el guiso unas horas (o mejor, de un día para otro), a la hora de comerlo estará muchísimo mejor.
