Esta es una de esas recetas en las que la mezcla de huerta y mar da un resultado espectacular. Fácil de hacer, rápida, económica y con ingredientes muy habituales, no deberíais dejar de hacerla.
INGREDIENTES
• 1 Kg. de alcachofas frescas
• 1 Kg. de mejillones bien fresquitos
• 2 vasos de vino blanco
• 1 rama de apio
• 1 hoja de laurel
• 1 vasito caldo de pescado (opcional)
• 1 cebolla
• 1 diente de ajo
• 1 guindilla
• Perejil
• harina
ELABORACION
Para empezar, prepararemos los mejillones: Bajo el grifo del agua, los rasparemos bien y les quitaremos las barbas, desechando los que estén rotos o abiertos. En una cazuela para cocinar al vapor (o en una normal si no tenéis) pondremos un vaso de vino blando, la ramita de apio, ½ limón (al que habremos extraído el zumo, que no usaremos en esta receta) y le añadiremos los mejillones. Pondremos la cazuela tapada a fuego vivo y lo tendremos así hasta que se abran todos los mejillones (unos 5/10 minutos, dependiendo del tamaño y calidad del mejillón). Una vez abiertos, los retiraremos a una bandeja para dejarlos templar y le quitaremos una de las dos valvas, dejando la valva restante con el mejillón unido a ella. El caldo resultante lo colaremos por un colador bien fino (un filtro de papel de cafetera es ideal para ello) y reservaremos.
Seguiremos con las alcachofas: Cortaremos los tallos y daremos forma a la base, quitaremos todas las hojas exteriores, y cortaremos, aproximadamente por la mitad, dejando únicamente los corazones de las alcachofas.

Mientras tanto, pondremos al fuego una cazuela con agua ligeramente salada y un par de ramas de perejil (éste nos permitirá que, una vez cocidas, las alcachofas queden de un precioso color verde). Cocinaremos durante durante unos 15 a 18 minutos, las sacaremos y reservaremos aparte.
Para preparar el plato, en una cazuela de poca altura, pero suficientemente ancha para que entren todos los ingredientes, echaremos un par de cucharadas de aceite de oliva virgen y el diente de ajo picadito fino y, antes de que tome color, añadiremos la cebolla picada muy finamente y la guindilla dejando pochar a fuego medio/lento hasta que se ponga transparente. En ese momento añadiremos una cucharada sopera de harina y la cocinaremos bien durante un par de minutos, tras los cuales añadiremos un vasito de vino blanco al que dejaremos evaporar el alcohol y el caldo que teníamos reservado de abrir los mejillones, y un buen montón de perejil picadito. Removeremos bien y dejaremos cocer durante 15 minutos, añadiendo un vaso del caldo de hervir los mejillones y un vaso del agua e hervir las alcachofas. Para el caso de que nos hiciera falta más salsa, guardaremos un par de vasos de los caldos mencionados.
Finalmente, incorporaremos a la cazuela las alcachofas cortadas a cuartos y los mejillones unidos a una de sus valvas, removeremos con cuidado (mejor si lo hacemos moviendo la cazuela por sus asas que introduciendo un cucharon en el guiso) y dejaremos que ligue todo el conjunto durante unos cinco minutos más a fuego lento.
Espolvorearemos bien con perejil picado y ya podemos emplatar o servir la cazuela directamente en la mesa.
